De Campañas En Barathrum

La Guarida de Orok Juïl y los Seres Míticos

By Gabriel on 2016-04-20

Nueva entrega de las Crónicas de Barathrum, campaña en dichas fantásticas y lejanas tierras, llenas de traición y tiranía ¡pero también honor y gloria!

Crónica

14 de Fert del 1309 DGGP

A medida que la noche se precipita, una densa bruma baja sobre el bosque de Abedül. La media luna, tan brillante como su configuración permite, resplandece sobre el suelo brumoso, haciendo de este un lúgubre espejo. Los seres de la noche salen, grillos, buhos, todos dan la bienvenida a una nueva oscura jornada.

La camada de cadetes hace rato había dejado el campamento, confiados en que los nuevos serenos sabrán cuidarlo para el próximo grupo. Los aventureros, deciden encender fogatas y montar guardia para, cansados, turnarse a dormir. Oh-Chul, Lüd y el monje se arropan junto a unos caballos y dejan vencer por el cansancio, mientras que Faladron monta la primer guardia, perdiéndose en la oscuridad del denso bosque.

Horas mas tarde, son despertados por unos pequeños seres de mitología, los Goblins. Estas bestias inteligentes, de baja estatura pero fornidos y peligrosos en grupo, los capturan a punta de arma y lleva a su campamento. El Elfo, por su raza, es dado un trato preferencial y llevado por otro camino a quien sabe donde. A medida que se adentraban en el campamento, los aventureros avisaron postes con antorchas, picas con cabezas de otro seres y un gran calderón vaporoso en medio del campamento. También ven sombras de jadeantes bestias cuadrúpedas. Pasando este primer campamento, se encuentran con una puerta camuflada en el suelo que es abierta y recibidos por el carcelero. Una vez dentro de la guarida, excavada a modo de mina en la tierra, con soportes de madera, siendo sus túneles tenuemente iluminados por exiguas antorchas y paredes donde se ven las raíces de los árboles con gusanos y alimañas incluídas, son enviados al calabozo.

En el calabozo se encuentran con el Sargento Rolón, casi desnudo, en un rincón, con muestras de tortura y vejaciones. Su espíritu quebrado no fué de gran ayuda para los aventureros. Sólo se lamentaba por los cadetes que había perdido en una emboscada y advertía del gran peligro y maldad que se avecinaba en la forma del comandante del campamento que pronto, decía, aparecería para darles la bienvenida. Oh-Chul logra escabullir una daga en su bota y libera a todos de sus ataduras. Deciden esperar a que venga dicha visita y tenderles una trampa simulando seguir atados.

Un tiempo después, la puerta del calabozo se abre, goblins entran y desde las sombras del pasillo aparece Orok Juïl, un poderoso hobgolin envestido en una armadura de placas. Sus ojos rojos muestran un espíritu guerrero e inteligente. Intimida a los aventureros haciéndolos sentir insignificantes y destinados a terribles eventos. Cuando este se acerca lo suficiente, Oh-Chul lanza un ataque sorpresa con su daga que hiere levente a Orok y la batalla comienza.

El monje lanza un ataque fulminante a uno de los guardias mientras que el segundo se encuentra rodeado. Orok decide retroceder y pedir refuerzos. El combate es sanguinario y sin cuartel, el monje hace gala de sus artes marciales, el bardo del lado oscuro y desgarrador de su poesía y la bestia verde de sus habilidades con armas y poderío físico. Rolón, quebrado, carece de espíritu para unirse a la batalla. Usando las armas y escudos de los caídos los aventureros sacan lo mejor de si. Pero el poderío de Orok y su tropa es demasiado para los inexperimentados guerreros. El monje cae por el acero de los goblins, el orco es doblegado por el poder de Orok y el bardo es ejecutado por los guardias aún al habérsele dado la oportunidad de una muerte (que finalmente tuvo). Con los protagonistas vencidos, Orok ordena que se limpie este desastre y retira a sus aposentos. El único goblin sobreviviente empieza a buscar en los bolsillos de sus compañeros alguna moneda para sobrellevar su pobre existencia. Oh-Chul, logra recobrarse de sus heridas y sigilosamente avanza sobre el desprevenido goblin clavando su daga en el cuello y terminando de manera inmediata con su vida.

Oh-Chul sana algunas de las heridas de sus compañeros con sus milagrosas manos, frotándolos y masajeando. Una vez repuestos, deciden emprender la retirada, intentando buscar pistas sobre la ubicación de los cadates, sabiendo que acabar con Orok en su estado sería imposible. En la primer intersección de pasillos, se topan con unos guardias que se dirijían a ayudar con el desastre del calabozo. Uno de ellos logra escapar, haciendo que el grupo apresure su huída. Desorientados, terminan en la cocina, previo paso por las barracas que afortunadamente estaban vacías. Oh-Chul decide poner fin a la vida del beligerante cocinero hirviendo su cabeza en calderón que tenía agua hirviendo y el bardo sacia su sed de venganza empalando analmente al pobre civil con su espada curva, dándole un poco de su propia medicina.

Avisoran la salida. Se apresuran hacia ella, tomando sus mochilas de la sala de los terosos que antecedía. Al subir la cabeza, encuentran otros tres seres, prestos a entrar en combate. Oh-Chul traba la puerta mientras piensan un plan. Lüdwing y Oh-Chul llegan a la conclusión de que mejor será abrir la puerta cuando los goblins no estén golpeando, sincronizando sus saltos y convirtiendo la puerta en una trampa de pozo. Los goblins caen por las escaleras y los aventuraros aprovechan el hecho para escapar del calabozo y correr por su libertad.

Experiencia

PersonajeGuaridaSesiónCampaña
Faladron000
Lüdwing von Lynch233233233
Oh-Chul Talón de Piedra283283283
Derio Genty233233233